sábado, 3 de diciembre de 2016

Repensar el lenguaje para la paz


Por: Andrea Tíjaro / andretijaro@yahoo.com


Verse frente al conflicto armado suscita preguntas, cuestionamientos, y aspectos a analizar, principalmente teniendo en cuenta la búsqueda del fin del conflicto que ha durado tantos años en Colombia.

Todos quieren paz, por lo menos quienes no tienen intereses económicos y/o políticos patrocinados por la guerra, pero, ¿Qué se entiende por paz? ¿Cuál es el concepto de paz que se maneja en los medios masivos y permea al público en general? “Muchos conciben la paz como el silenciar los fusiles, otros hablan del fin de las guerrillas, pero ¿Qué es realmente la paz desde el contexto colombiano?” (Herrera, Mónica).

Si bien es cierto que la búsqueda de la paz por el camino del dialogo y la negociación responde al reconocimiento de ésta como esencial para la consecución de un estado de convivencia sano, se requiere contemplar el conflicto como potenciador de cambios, sin que ello implique generar violencia.

Al respecto, existen infinidad de posturas, según la perspectiva desde la cual se aborde, son diversos los debates y análisis en ámbitos políticos y académicos que se han realizado en torno a la situación. Sin embargo, en su mayoría, estas disertaciones han coincidido en el interés por aspectos como la aceptación de la violencia como natural, en palabras de la periodista Mónica Herrera “Colombia es un país que se ha acostumbrado a las dinámicas violentas presentadas por los medios de comunicación; la fragmentación social y el rencor hacia los grupos subversivos ha sido evidente”.
En ese sentido, los retos de la deconstrucción del lenguaje hegemónico en la cultura son substanciales, por lo menos en términos del uso del lenguaje como detonador de diferencias, y ahondador de brechas, en el que se ha manejado una abanico de dualidades viciosas que han entrado a formar parte de la comunicación diaria: amigos-enemigos, nosotros-los otros, de este partido-del otro, etc.

“Lo preocupante se encuentra en que los medios de comunicación no han sido capaces de lograr una mirada 360 grados con relación al conflicto… se han ocupado de recalcar y fomentar las diferencias políticas que han intensificado la violencia en el país, logrando una sociedad polarizada” (Herrera, Mónica).

Así, cobran sentido aquellos esfuerzos por generar conciencia frente a la importancia de abordar la problemática desde una mirada crítica-constructiva, como lo menciona Kirschner, (2006), “quien no entienda la necesidad de analizar, con criterios propios, todas las influencias que se nos aproximan diariamente, será arrastrado por ellas en un torbellino de inseguridad...", dando lugar a cambios y transformaciones, las cuales modifican de forma profunda estructuras culturales que permean a la humanidad en su pensar y actuar. Esto, entendiendo el concepto de cultura como construcción simbólica donde todos co-existen desde su diferencia y diversas manifestaciones según su identidad en un tiempo determinado, no como esa exclusiva y reducida posibilidad de acceder a ámbitos artísticos, aunque con el pasar del tiempo éstos se han democratizado.

¿En qué medida se ha naturalizado la violencia en la cotidianidad como consecuencia de vivir en medio de la guerra? Las manifestaciones violentas de grupos armados se ha vuelto noticia diaria y se ha internado en dinámicas y espacios básicos y fundamentales de la sociedad como la familia. Aunque lo natural en el ser humano sea la preservación de su vida misma, y por tanto, de su especie, el uso del lenguaje en sus diversas dimensiones parece no estar en consonancia con la vida.

En ese sentido, ¿Cual ha sido el papel de los medios de comunicación en estas construcciones simbólicas? Acaso, es tal la influencia de los medios masivos en la sociedad que han propiciado una actitud de aceptación y apropiación de acontecimientos y lenguajes violentos como parte del contenido audiovisual, favoreciendo entre otros aspectos la réplica de conductas destructivas. ¿En qué porcentaje han aumentado las escenas violentas en el cine, en las novelas, en los noticieros? ¿Ha aumentado la exposición de la crueldad en hechos macabros trasmitidos a todos los públicos?
Se ha validado la indiferencia como respuesta, aún sabiendo que la guerra afecta económica y políticamente y en diversas dimensiones a todos los habitantes de un país, los cuales comparten un mismo territorio, un mismo sistema de gobierno y un mismo sentir de patria.

En una época marcada por el consumo desmedido, y la necesidad de producir para poder suplir necesidades a veces creadas “artificialmente”, la paradoja de vivir para trabajar y no tener tiempo para vivir, ni para pensar en lo esencial y a veces tampoco para reflexionar sobre lo que sucede con la humanidad, con el país que se habita, es un retroceso de lo humano y lo sensible como características esenciales del ser humano.

Referencias bibliográficas:
-Kirschner, Josef (2006). El arte de ser egoísta. Editorial: Libros para todos. Edición 01. 
-Herrera, Mónica. Medios de comunicación y paz, hacia una cultura liberadora. Revista Semana. Recuperado el 25 de mayo de 2015 de:
http://www.semana.com/opinion/articulo/medios-comunicacion-paz-hacia-cultura-liberadora/334141-3
-Espinar, Eva & Hernández, María Isabel. El periodismo de paz como paradigma de comunicación para el cambio social: Características, dimensiones y obstáculos. Universidad Complutense de Madrid. Recuperado el 26 de mayo de 2015 de:
http://www.redalyc.org/pdf/935/93524422009.pdf
-García, Marcial. Repensar la comunicación para la paz y la solidaridad desde lo participativo. Clases y propuestas. Razón y Palabra. Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación www.razonypalabra.org.mx. Recuperado el 26 de mayo de 2015 de:
http://www.razonypalabra.org.mx/N/N81/M81/10_Garcia_M81.pdf

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